Tengo 32 años y soy el padre de una niña de cinco años que se llama Sara y que desde pequeñita presenta muy frecuentemente crisis de llanto.
Desde que nació siempre ha sido una niña muy nerviosa, extraordinariamente sensible y que con “poquita cosa” se excitaba mucho.
Cuando estaba excitada lloraba con gran facilidad y sus gritos, suspiros y lloros con abundancia de lágrimas y protestas de todo tipo eran frecuentes, insistentes y abundantes.
Pero ahora estamos preocupados porque ya ha cumplido cinco años y sus CRISIS DE LLANTO son cada vez más aparatosas, ruidosas y escandalosas. Además presenta interrupciones del ritmo respiratorio y algunas veces mientras llora tiene movimientos convulsos de cabeza, brazos y piernas.
El pediatra dice que la niña es muy sensible, pero que no tiene ninguna enfermedad….!!!!! Y nos receta tranquilizantes.
Pero nosotros estamos preocupados ¿Qué nos aconseja?
El especialista opina:
Nosotros, que somos especialistas del sistema nervioso desde hace más de 50 años, cada año recibimos a muchas madres y padres preocupados porque sus hij@s pequeñ@s les alarman con las PATALETAS y las CRISIS DE LLANTO.
Como padres ¿Qué tenemos que hacer?
DIAGNOSTICAR mediante una exploración neurológica si existe algún motivo preocupante (foco irritativo cerebral) porque detrás de una situación como esta, casi nunca hay ningún foco irritativo del cerebro. PERO SI LO HUBIERA, lo mejor es empezar un tratamiento de rehabilitación lo más pronto posible.
Y nosotros sabemos por ciencia y experiencia qué, cómo y cuándo hay que hacerlo.
Si no hay foco irritativo en el cerebro, lo más aconsejable en estos casos de hipersensibilidad, es construir y aplicar un programa de actividades rítmicas educativas comunes a las que se aplican a l@s niñ@s normales pero con más paciencia, más insistencia y más constancia.
Horarios rítmicos y estables, juegos lúdicos de control e inhibición, actividades personales transaccionales donde predominen el afecto, dentro de las normas rítmicas de expresión afectiva y comunicación emocional.
Dr. José Moyá Trilla y Adelina Barbero Castillo
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